Te vas de viaje. Un fin de semana, dos
semanas, un mes, un año, eternamente. Querés recorrer varios países, o tal vez
uno solo. Querés moverte de ciudad en ciudad, o quizá de barrio en barrio. No
sabés muy bien cuál será tu itinerario, pero tenés una certeza: no querés quedarte quieto en un solo lugar. Querés llevar pocas
cosas. No querés que el equipaje te lleve a vos. Y pensás: me voy con la mochila. Pero no sabés muy bien qué implica
viajar con una mochila. ¿Bañarse una vez por semana? ¿No bañarse? ¿Entrenar los
tres meses previos para poder cargar 50 kilos de equipaje? ¿No llevar nada?
Y en tu cabeza escuchás los mitos providenciales, uno tras otro, cual
voz de tono grave y reverberante sentenciando por un altoparlante…
Mito 1: Los
mochileros son “poco higiénicos”
Esto puede ser cierto en algunos casos, pero irse
“de mochilero” (y en este post cuando digo “mochilero” me refiero a “aquel que
viaja con una mochila en la espalda como único equipaje”) no significa irse sin
ropa, sino que significa aprender a distinguir entre
lo esencial y lo prescindible. Algo que, a la hora de empacar, a
los hombres les resulta mucho más fácil. Si fuese por ellos, no llevan nada, ni
mochila.
Hay un dicho que viene al caso, dice algo así: “A la hora de empacar
para un viaje, guardá todo lo que creas que vas a necesitar… y dejá la mitad en
tu casa”.
Empacar una valija es fácil: guardá todo lo que
necesites… y lo que no necesites también, total hay espacio y tiene rueditas.
Si vas con la mochila, no olvides esta Gran Verdad: la ropa se lava. Ya sea en un lavarropas, en la
pileta de la cocina, en el río, en la ducha. Donde sea, todo se puede lavar y
reusar. No es el fin del mundo.
Mito 2: Un mochilero debe cargar su
mochila todo el tiempo, para hacer honor a su título
No sé de dónde salió esta idea, pero mucha gente cree que los mochileros
solamente se sacan la mochila con cirugía. Piensan que vamos a todos lados con
la mochila como si fuese nuestra sombra o una marca registrada que hay que
lucir.
Yo, por lo menos, cargo la mochila cada vez que me traslado de una
ciudad/pueblo a otra/o: salgo del hostel con la mochila → cargo la mochila
hasta la terminal o aeropuerto → viajo → vuelvo a cargar la mochila hasta el
hostel o casa donde me voy a quedar. Y ahí la dejo; para ir a recorrer me llevo
lo necesario en una carterita/bolsito.
Casi todos los hostels tienen lockers para guardar las cosas; muchos
optan por ponerle un candado a la mochila y otros dejan todo tirado por ahí.
Que yo sepa, a nadie jamás le faltó nada de ropa sucia. Pero en el fondo todos
los mochileros están en la misma, todos saben que la mayor parte de la mochila
está ocupada por la ropa sucia, y seamos sinceros, ¿alguien quiere cargar la
ropa sucia de otro?
Obviamente hay que ser cuidadoso con la plata y los aparatos
electrónicos. Eso está de más aclararlo.
Verdad: Irse de viaje con la mochila implica empacar y desempacar varias veces
en una semana (o tal vez en un mismo día), actividad que puede volverse un poco
tediosa, pero que se aprende a dominar rápidamente. Al tener pocas cosas, se
puede guardar todo en menos de quince minutos.
Mito 3: El Mito de
los Mitos “Si viajás como mochilero, estás viajando de verdad”
Mi opinión: El poco equipaje
ayuda a viajar de otra manera, es cierto. Uno puede moverse más libremente de
un lugar a otro y usar los transportes locales sin problema. Cuantas menos
cosas llevás, menos tenés para perder. Cuanto menos peso cargues, menos
dependés de que alguien te ayude. Viajar liviano te da una sensación de
libertad que no se siente al ser esclavo de una valija obesa. Podés meterte en
cualquier lado porque no tenés nada que te frene.
Dicho esto, una
mochila no te da nuevos ojos. Los ojos los tenés que abrir por tu
cuenta.
Viajar no consiste en el equipaje que se carga, sino en la mirada que se
lleva.
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